Una historia sin final.
Sentía una inmensa necesidad de escribirle un poema, pero cuando pensaba en él se me paralizaba el corazón, no encontraba palabras que pudieran definir lo que su sola presencia significaba para mí, llegó justo en el momento en el cual ya no esperaba nada de la vida, después de tantas batallas pérdidas y un gran peso de nostalgia sobre mi mi espalda, lo ví venir así tan fugaz como se fué, lo quise de una manera tan rara que aun ni yo misma logro comprender;
-Disculpa mi torpeza, le dije; "pero mi corazón a recibido tantas puñaladas que cuando le ofrecen una rosa, no sabe cómo reaccionar".
Tenia una mirada realmente hermosa, cargaba una tristeza inmensa dentro de ella, me gustaba abrazarle por la espalda darle besitos en la nariz y acariciar su pelo mientras dormía, amaba de una manera increíble el escucharle narrar tantas anécdotas de su infancia, el tiempo pasaba tan de prisa cuando estaba a su lado y extremadamente lento cuando estábamos lejos, quería sanar todas y cada una de las heridas que le atormentaban por las noches, queria luchar contra todos sus monstruos para conseguir ponerlo a salvó (aunque fuera de sí mismo), formar parte de su vida sin tener que reemplazar a nadie. Joder! ojalá me hubiera conocido más joven, sin tanto llanto guardado en la mirada, sin tantas cicatrices sobre mi piel y con más sonrisas por las mañanas, realmente lamento haberlo conocido tardé, tardé para mí claro está, cuántas aventuras no hubiéramos compartido, locura y media quizá mucho más, alomejor yo lo habría seguido eternamente, pero no fue así y ahora está historia, solo es eso una historia.
-Anaiz Hernández
Comentarios
Publicar un comentario